“On your journey to your dream, be ready to face oasis and deserts. In both cases, don’t stop.” ~ Paulo Coelho
Ya lo dije antes y lo vuelvo a repetir. Los músicos trabajamos duro. Pasamos largas horas practicando para hacer música de calidad. Componemos. Arreglamos. Ensayamos. Producimos. Y hasta nos encargamos del booking, las propuestas, las fotos, el arte gráfico, el comunicado de prensa, la promoción… Del trabajo nunca me quejo. No cambio la música por nada. Sin embargo, admito que tengo mis preferencias. Por ejemplo, prefiero el oasis al desierto.
El oasis es el terreno fértil para la inspiración (la pompiaera). Allí puedo lograr un concierto de CALIDAD. Allí todo el mundo sale contento y satisfecho porque allí sí es posible cumplir la misión de la música. Pero en esta vida no todos son oasis. A veces nos toca ir al lugar opuesto. El desierto es terreno hostil para la inspiración, la magia, el duende y la creatividad. En el desierto la CALIDAD es imposible. El ambiente es tan importante para el arte como el oxígeno lo es para la vida.
“The atmosphere of the theater is my oxygen.” ~ Placido Domingo
Hace poco tuve la bendición de visitar un oasis. Fue una experiencia maravillosa eso de tocar en un verdadero club de jazz, quiero decir un club que se dedica a lo que dice que es. Inevitablemente pensé en lo maravilloso que sería que existieran clubes de jazz en Puerto Rico, o que por lo menos hubiera más lugares a los que la gente va a escuchar música. Nunca he entendido por qué la isla más musical del planeta no tiene más oasis… (?)
I El oasis
Me comuniqué por email con el encargado del sitio. Le envié mi información. Inmediatamente subieron la foto y descripción del concierto al webpage. Nos incluyeron en su calendario mensual de eventos. Además, anunciaron nuestro concierto en sus redes sociales. En menos de una hora el encargado me contestó todas las preguntas que le hice. Me dijo que había piano, batería (sin platos), amplificadores, sonido y el nombre del sonidista. Me explicó que eran dos sets, uno de 7:30 a 8:30 y otro de 9:00 a 10:00. Me informó que el soundcheck era a las 4:30 y que a las 6:00 sería la cena. El día del show llegamos a las 4:30 y estaban listos para atendernos. Terminamos el soundcheck en menos de una hora. El equipo de sonido era de alta calidad y la acústica del sitio era espectacular. Y ni hablar de la decoración. Todo bien pensado, coherente y diseñado con buen gusto. El sonidista es todo un súper profesional. El tipo sabe lo que está haciendo. Prácticamente no tuvimos que pedirle nada. Y si le pedíamos algo no se molestaba ni ponía cara sino todo lo contrario. Lo hacía con gusto y hasta con alegría porque para él era importante hacer un trabajo de CALIDAD. (para nosotros SIEMPRE ha sido importante hacer un trabajo de CALIDAD) Nos dieron tickets para la bebida. A las 6:00 en punto nos trajeron comida al camerino. El show comenzó a las 7:35 ante un público respetuoso, atento y expresivo. El piano estaba en excelentes condiciones. Todo se escuchaba clarito, desde los pianos más pianíssimos hasta los fortes más fortíssimos. Nos oíamos unos a otros. Gracias eso tocamos un gran concierto. Estábamos inspirados. Lo disfrutamos al máximo y como consecuencia la audiencia también. En otras palabras: se cumplió la misión de la música.
“On earth there is no heaven, but there are pieces of it.” ~ Jules Renard
II El desierto
Escribo y no contestan. Llamo y no contestan. Todo es lento. Todo se tarda. Hay confusión. La información no está clara. El sitio no tiene un artista gráfico o publicista que se encargue de diseñar y hacer la promoción. Me toca a mí hacerlo todo: fotos, arte gráfico, comunicados, promoción… Nos citan a una hora para el soundcheck y cuando llegamos no hay nadie. Tenemos que esperar con los instrumentos en los carros. La decoración es un caos. No hay concepto. No hay coherencia. No hay visión. Una vez allí nos enteramos que no hay monitores y que no tienen el equipo de sonido necesario. La persona encargada del sonido no es sonidista y aunque tiene buenas intenciones no sabe lo que está haciendo. O en cambio, es sonidista, pero le molesta que le pidan cosas, hace muecas y trabaja de mala gana. La acústica del sitio no ayuda. Comienza el concierto y con él la tormenta de feedbacks. No se entiende lo que uno dice o canta por el micrófono. No me escucho a mí misma así que tengo que darle más duro que de costumbre al teclado, lo que hace que me lastime las manos. Los otros músicos tampoco me escuchan. El baterista tiene que mirar mis manos e imaginar lo que estoy tocando para tratar de seguirme. Esto hace imposible que la improvisación sea una conversación. Cada cual hace lo que puede. Mientras estamos tocando están transmitiendo una pelea de boxeo en pantalla gigante. La mitad del público está mirando hacia nosotros y la otra mitad nos está dando la espalda ya que están viendo la pelea. Hay gente hablando y de vez en cuando gritan, pero no por la música sino porque uno de los boxeadores le metió un puño al otro. Al terminar el primer set ponen reggaetón en el intermedio. Tratamos de dar el mejor concierto posible dentro de las circunstancias por respeto a la gente que nos vino a ver.
“You can’t fight the desert… you have to ride with it.” ~ Louis L’Amour
No importa lo mucho que uno se faje para hacer las cosas bien, la realidad es que son muchos los factores (sonido, ambiente, luces, público, organización, profesionalismo, actitudes…) que los músicos no controlamos y que hacen la diferencia entre un concierto de CALIDAD, uno MEDIOCRE y uno MALO.
“Quality is never an accident; it is always the result of high intention, sincere effort, intelligent direction and skillful execution; it represents the wise choice of many alternatives.” ~ William A. Foster
Hay que aceptarlo. Los desiertos siempre existirán. Aún así nada es desperdicio. En ellos se aprende, por ejemplo, a seguir pa’lante. Como dicen en inglés: “The show must go on!” No obstante, siempre que puedo trato de evitarlos porque:
#1 Los desiertos tienen un impacto negativo en nuestra reputación. (mucha gente no sabe que la culpa de que hayan presenciado un concierto malo es que el sonido no sirve, hay mala organización, etc.)
#2 Los desiertos son tóxicos para el ánimo, la motivación, la inspiración, el alma y el espíritu.
Ah, pero así como hay desiertos también existen los oasis. Cada vez que me toca uno me aseguro de dar gracias y disfrutarlo al máximo.
“The more bitter the desert experience, the sweeter the water of the oasis.” ~ Zig Ziglar
Lo importante es que, pase lo que pase, nunca estemos dispuestos a dejar de ofrecer CALIDAD en todo lo que hacemos porque la CALIDAD es el imán del éxito y la fuente de la satisfacción.
“Every job is a self-portrait of the person who did it. Autograph your work with excellence.” Jessica Guidobono