Brenda Hopkins Miranda

“About all you can do in life is be who you are. Some people will love you for you. Most will love you for what you can do for them, and some won’t like you at all.” ~ Rita Mae Brown

Así como ninguna persona puede caerle bien a todo el mundo, no hay una música que pueda gustarle a todos. Si esa es tu meta lo siento, pero estás viviendo en “la la landia”. Tratar de complacer a todo el mundo es una misión absurda. Para eso están los políticos, que van por ahí diciendo lo que piensan que la gente quiere escuchar, pretendiendo ser lo que no son y prometiendo lo que no cumplen.

¿No te ha pasado que vas a un concierto y te das cuenta que el 90% del público son músicos y luego vas a otro y los músicos brillan por su ausencia? La simple verdad es que la música que le gusta a tus maestros, a los críticos, a los managers y productores, a los medios de comunicación, a los músicos y a los que no lo son, a tus colegas o compañeros de estudio, a tu familia, a tu pareja, a tus amigos, a tus vecinos, a tu perro o a tu gato, a los jóvenes y a los menos jóvenes, a los de aquí y a los de allá no es la misma. Cada persona está en busca de sensaciones y experiencias diferentes.

Hace un tiempo me afectaba cuando percibía que a alguien no le gustaba mi música. En ocasiones llegué a dudar de mí misma y hasta a sentir deseos de renunciar. Mas la experiencia, o sea, la evidencia REAL, me enseñó que el hecho de que mi música no le guste a ciertas personas puede ser una fuente de alegría. ¿Quieres saber por qué lo digo? Lo digo porque ese rechazo se ha encargado de remover a las personas equivocadas de mi camino. Muchas veces sucede que tenemos un plan y nos frustramos cuando las cosas no salen como quisiéramos.  Sin embargo, para sorpresa de uno, las cosas terminan saliendo aún mejor de lo que teníamos en mente. La experiencia me enseñó a mantenerme abierta, flexible y receptiva porque no siempre uno sabe lo que más le conviene. La evidencia REAL, o sea, lo vivido, me enseñó a confiar que todo sucede por una razón y que esa razón es mi propio bienestar.

Lo digo también porque ese rechazo confirma que estoy haciendo bien las cosas y que voy por buen camino. Cuando hablo de “por buen camino” me refiero a que voy por el camino de la integridad, o sea, que no estoy dispuesta a renunciar a mi esencia por tratar de impresionar, complacer o gustar. ¿Qué haces cuando a una persona no le gusta tu música? ¿Empiezas a tocar la música que a esa persona le gusta para complacerle? ¿Cambias o alteras tu identidad? ¿Añades un poco de reggaetón al set list? ¿Te deprimes? ¿Te frustras? ¿Te quitas?

No importa si se trata de un crítico, manager, productor, maestro o un músico que admiras, tu esencia no debería ser negociable. La mejor decisión es que seas siempre tú y dejes que TU público llegue. Es lo mismo que pasa con las relaciones. Fingir ser lo que no eres para “conquistar” a alguien puede traer “buenos” resultados a corto plazo, pero a largo plazo se convierte en otra cosa. Tocar una música que realmente no te gusta con tal de pegarla, trabajar con un músico al que no le guste TU música o con un productor y/o manager que hará todo lo que pueda por cambiarte es una verdadera pesadilla.

Lo primero que sucede cuando renuncias a tu esencia por complacer a otros es que llegan las personas equivocadas a tu vida. Lo segundo es que tarde o temprano ellos se dan cuenta de que no eres auténtico y créeme que a nadie le gusta sentirse engañado. Y lo tercero es que saber que estás fingiendo no te hará sentirte bien contigo mismo. ¿No es preferible saber que esa persona está contigo porque realmente aprecia y valora quién eres? ¿No es mejor saber que las personas que vinieron a escucharte están ahí porque realmente les gusta TU música? ¿No es mejor tocar con músicos que estén enamorados de TU proyecto? ¿De qué te vale tocar con “los más duros” si no le van a poner pasión y corazón?

A ti no te toca decidir para quién es tu música ni mucho menos tratar de controlarlo (imposible). A ti te toca ser tú y hacer TU música lo mejor que puedas. Así que de ahora en adelante si conoces a alguien que nunca va a tus conciertos, si un productor no quiere trabajar contigo o si un músico no quiere tocar contigo o que toques con él, alégrate. Como dijo Theodor Seuss Geisel “Dr. Seuss”: “Be who you are and say what you feel, because those who mind don’t matter, and those who matter don’t mind.” 

Creo que es buen momento para que empieces a ver el rechazo como lo que es: una alegría. Y no solo eso. El rechazo también puede ser motivo de orgullo. Como dijeron Ralph Waldo Emerson: “To be yourself in a world that is constantly trying to make you something else is the greatest accomplishment.”  y Robert Louis Stevenson: “To be what we are, and to become what we are capable of becoming, is the only end in life.” Es verdad, ser aceptado y valorado se siente muy bien, pero hay rechazos por ahí que suenan a standing ovation.

© Copyright 2016 Brenda Hopkins Miranda Todos los derechos reservados