“Al final, sólo se tiene lo que se ha dado.” ~ Isabel Allende
Te fajas practicando, componiendo, escribiendo los arreglos, ensayando, buscando guisos, promocionando, etc. etc. etc. Después de tanto trabajo es lógico que quieras que vaya gente a tu concierto, sobre todo tus panas y colegas. Seguramente llevas tiempo invitando a tu gente. Sin embargo, es posible que te hayas sentido decepcionado. Parece que algo no está funcionando.
¿Quieres saber cuál es la mejor manera de invitar a un colega a tu concierto?
Pues la respuesta es bien sencilla: ve al concierto de tu colega. Es más, apuesto lo que sea a que si lo haces lo más probable no será necesario que lo invites. Obviamente esto no va a funcionar con todos, pero puedes estar seguro que va a funcionar con los que de verdad importan. Tú mejor que nadie sabes lo que cuesta todo esto. Apoya el trabajo y el esfuerzo de otros y verás como las cosas irán cambiando para ti poco a poco. Escucha con el respeto silencioso de quien sabe lo que cuesta ser músico. Escucha con la apertura humilde de quien está consciente de que podemos aprender de todo y de todos, aún de lo que no nos gusta. Porque lo que le da valor a una música no es si complace nuestro gusto o no. Lo que le da valor a una música es su honestidad.
Una sabia frase nos dice que “intentar recibir sin dar algo primero es tan estéril como querer cosechar sin haber sembrado”. Esto no debe ser nada nuevo para ti. Seguramente has escuchado decir que dar es mejor que recibir o, en palabras de San Agustín: “Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.” También se dice por ahí que una acción vale más que mil palabras o, como dijo Ralph Waldo Emerson: “Lo que haces habla tan fuerte que no puedo escuchar lo que dices.”
Si quieres recibir tienes que dar. Si quieres que ellos vengan a tus conciertos tienes que ir a los de ellos. No hay otra. Trata a los demás como quisieras que te trataran a ti y las cosas comenzarán a cambiar. Porque eso de que mientras más damos, más recibimos es mucho más que una trillada frase. Es una verdad. Al menos esa ha sido mi experiencia. Y si por casualidad quieres llevar esta idea al máximo nivel, asegúrate que tu dar sea al estilo de Kahlil Gibrán quien dijo: “Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.” Te invito a que hagas la prueba. Da tú primero y si quieres luego me cuentas del resultado.
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