Brenda Hopkins Miranda

“Si basta romper con una costumbre para merecer el calificativo de revolucionario, todo músico que tiene algo que decir y que sale, por decirlo así, de la convención establecida, deberá ser calificado de revolucionario. ¿Por qué cargar el diccionario de las bellas artes con este término retumbante que designa, en su más habitual acepción, un estado de perturbación y de violencia, cuando hay tantas palabras más apropiadas para designar la originalidad?” ~ Igor Stravinsky

¿Existen peleas que no sean absurdas? Honestamente no lo sé. De lo que sí estoy segura es que hay una que jamás comprenderé: la pelea entre los tradicionalistas y los innovadores.  A través de la historia se ha acusado a muchos de ser enemigos de la tradición. Se ha afirmado que la obra de un artista tiene la capacidad de borrar para siempre una tradición de la faz de la Tierra. No obstante, si examinamos la evidencia podremos comprobar que en los lugares en lo que más innovación se produce sucede todo lo contrario: la tradición sigue tan o más viva que nunca.

Tradicionalistas e innovadores, cada uno tiene su función. Ambos son igual de importantes. El camino no es fácil para ninguno de los dos. Los enemigos no son la obra de otro artista ni el cambio. Como dijo Benjamin Disraeli: “El cambio es inevitable. El cambio es constante.” Y si ambos estamos haciendo cultura entonces, ¿por qué pelear?

Es cierto. Lo que no se toca se muere. La música, al ser un arte que se produce en el tiempo, necesita ser interpretada para mantenerse viva. La pasión del tradicionalista es precisamente esa: interpretar el repertorio o los géneros musicales existentes. Sin su afán muchísimas músicas desaparecerían. Su trabajo es importante porque nos recuerda quiénes hemos sido, de dónde venimos y por qué somos como somos. Su obra también provee una maravillosa fuente de inspiración. Si tu pasión es la tradición: ¡GRACIAS!

El asunto es que no todos los artistas vinimos a este mundo a hacer lo mismo y que cada cual tiene derecho a vivir SU pasión. No todos tenemos las mismas pasiones. Esa debería ser la buena noticia. Es maravilloso que existan personas a quienes les apasione tocar la música que nos ayuda entender quiénes somos y de dónde venimos. Y es igualmente maravilloso que haya personas a quienes les apasione crear una música que exprese quiénes somos HOY y hacia dónde vamos. ¿Cómo si no van a poder escuchar los del siglo XXII el sonido de nuestra realidad actual?

Es cierto. El camino tradicionalista no es sencillo. Para empezar los medios de comunicación y el público muchas veces andan pendientes de la última moda. La sociedad cambia. El mundo cambia. Los gustos cambian. Además, el dinero que hay para invertir en lo tradicional suele ser escaso por parte de “productores” y el gobierno. Por estas y muchas otras razones no es fácil poder escuchar música tradicional ya sea en vivo, en la radio o la televisión.

Estoy totalmente de acuerdo. Mientras más espacios existan para escuchar música tradicional, mejor para TODOS. Afortunadamente existen eventos temáticos recurrentes en los cuales la música tradicional tiene su espacio como por ejemplo las fiestas patronales y festivales como el de la china, el café, las flores, el plátano, la hamaca, la piña, del acabe, la novilla, el pastel, la yuca, el mangó, el mundillo, jueyero… ¡Diantre! Me está dando hambre. (jejeje)

Lo que es más difícil de identificar son los espacios para ir a escuchar música innovadora. ¿Dónde podemos escuchar a los jóvenes y sus nuevas propuestas? ¿Cuántos festivales de música innovadora hay? ¿Alguien sabe? Un vistazo a los calendarios de eventos comprueba que los que menos oportunidades para exponer su arte tienen son los jóvenes y los innovadores. Esto es así quizás porque todavía no se entiende bien lo que hacen o porque no hay una manera clara para clasificarlos o venderlos. Siempre he sabido que los jóvenes son los que más apoyo necesitan.

Si hay algo que nadie puede negar es que la música y el arte, así como los seres humanos, estamos en un constante proceso de evolución. Por ello es natural que aquello que fue popular para una generación no necesariamente lo sea para otra. Las nuevas generaciones, solo por el hecho de tener su propia experiencia, vienen con nuevas ideas y sentimientos que quieren compartir. Ellos también merecen la oportunidad de hacerlo.

Innovar no necesariamente es sinónimo de rechazo o negación de las raíces. Lo sé porque amo la tradición, pero al mismo tiempo estoy clara de que vine a este mundo con una misión diferente. Mi pasión es la innovación, es reaccionar a lo que existe, arriesgarme, romper reglas y formular nuevas preguntas en busca de un sonido que refleje el tiempo y espacio en el que vivo.

La misión de los innovadores es establecer la evidencia musical de nuestros paso por la vida. Nos mueve el deseo de servir de puente entre el pasado, presente y futuro. Nuestra pasión emana de ese persistente e insobornable afán de ser, sentir y expresar. Existe en nosotros una necesidad de conquistar a diario la libertad para luego proyectarla al mundo. Nuestro camino tampoco es fácil. Para empezar, suele ser bastante solitario. Para los innovadores no hay mapas, fórmulas ni grupos de apoyo. Además, nos exponemos a ser ignorados y/o recibir críticas, burlas y/o  ataques por el simple hecho de ser diferentes.

Comparto tan solo dos historias entre las tantas que existen:

• Tuvieron que pasar más de veinte para que los flamencos aceptaran la herejía titulada La leyenda del tiempo que perpetró su ídolo Camarón. En este álbum el artista se atrevió a cambiar las normas tradicionales del flamenco por una fusión improvisada con el entorno roquero sevillano. Cuando salió a la venta en 1979 muchos lo devolvieron a las tiendas en señal de rechazo diciendo que aquel no era Camarón. La mayoría de los artistas flamencos de la época le reprocharon que había tirado por la borda su carrera. El disco provocó un rotundo rechazo de la crítica. Le cerraron las puertas de las peñas y festivales flamencos. No obstante, fue gracias a su atrevimiento creativo que se abrieron las puertas de la fusión. Eventualmente su obra se convirtió en el modelo a seguir. Hoy por hoy La Leyenda del tiempo se considera uno de los álbumes de flamenco más importantes de todos los tiempos y el flamenco tradicional sigue vivito y coleando.
• Si Gardel universalizó el tango, Piazzolla se encargó de modernizarlo. Sin embargo, eso provocó a los tradicionalistas a tal punto que le declararon la guerra. Piazzolla aceptó la declaración de guerra con gusto y se dedicó a provocarlos. Dijo Piazolla: “Me di cuenta de que mucha gente escuchaba esos arreglos míos y no les causaba ninguna gracia porque, lamentablemente, en esa época, en el 1939 o en el 1940, como hoy también se puede decir que en la Argentina se puede cambiar todo menos el tango, era como convertirse a otra religión, como si de ser cristiano me hubiera pasado al budismo o a ser musulmán.” “Yo tuve la feliz idea – feliz idea para mí, por supuesto – de cambiarlo, y desde 1940 hasta hoy día he tenido todos los problemas más tremendos en mi vida por una sola causa, por querer cambiar, por querer evolucionar una música popular que se llama el tango.” Hoy su música, una de las más valoradas en el mundo, continúa atrayendo nuevos aficionados hacia el tango y el tango tradicional sigue vivito y coleando.

Lo más loco de la pelea absurda entre tradicionalistas y puristas es que los músicos innovadores, esos supuestos enemigos de la tradición, son los que precisamente crearon la tradición. Sin innovadores la tradición ni siquiera existiría. Los músicos que ahora se admiran e imitan, los MAESTROS, son precisa e irónicamente los que se atrevieron a romper las reglas mientras otros se quedaron tocando lo “correcto”.

La contribución más importante que se le reconoce a Miles Davis, uno de los artistas que más me ha inspirado, fue su incansable compromiso con la creatividad y su determinación de ser él mismo. Miles nunca se detuvo ni se repitió. Cada uno de sus discos representa un paso hacia adelante. Algunos de esos cambios originalmente fueron rechazados por los críticos y la audiencia. Así les contestaba Miles: “Cuando la gente me pide que toque lo de antes les digo que compren el disco. Ya yo no estoy en ese lugar y tengo que vivir por lo que es mejor para mí y no por lo que es mejor para ellos.” “Alguna gente pensaba en este tiempo que yo estaba tratando de hacer demasiado, tratando de hacer demasiadas cosas nuevas. Ellos sentían que yo debía quedarme donde estaba, parar de crecer, parar de tratar diferentes clases de cosas. Pero no va así para mí. Sólo porque tenía cuarenta y siete años en 1973 no significaba que se suponía que yo me sentara en una mecedora y dejara de pensar sobre cómo seguir haciendo cosas interesantes. Yo tenía que seguir haciendo lo que estaba haciendo si iba a seguir pensando en mí mismo como un artista creativo.” “Porque para ser y mantenerse siendo un gran músico tienes que estar siempre abierto a lo que es nuevo, lo que está pasando en el momento. Tienes que poder absorberlo si vas a continuar creciendo y comunicando tu música.”

Nunca debemos olvidar que TODO lo que se considera tradición fue innovación en algún momento y lo que hoy se considera puro es producto de las mezclas, fusiones e intercambios que se llevaron a cabo en otros tiempos. Si músicas tan maravillosas como la bomba, la plena, la música jíbara y la danza puertorriqueña nacieron de la mezcla y fusión de distintas culturas y razas, ¿por qué algunas personas no quieren que sigamos mezclando? En la música la fusión, la evolución y el cambio son nuestros amigos porque gracias a ellos no solo nacieron las tradiciones que hoy conocemos sino que nacerán las nuevas. Es natural (y maravilloso) que los músicos recibamos influencias de todas partes y las usemos a la hora de crear. La función natural de la música no es separar, es unir. Por eso se le conoce como el idioma universal.

Aquí tienes tan solo dos ejemplos de miles:

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  Quizás no sabías que el cajón (instrumento peruano, por cierto) no era parte del flamenco antes de 1977. Fue en una gira de Paco de Lucía por Latinoamérica durante ese año que el percusionista brasileño Rubem Dantas (con quien tuve el privilegio de compartir durante mi tiempo en Granada, España) lo incorporó al flamenco. Hoy día es casi inimaginable escuchar flamenco sin este instrumento. La evolución no mató al flamenco sino todo lo contrario. Actualmente el flamenco tiene una poderosa presencia a nivel mundial.

• Si los brasileños se hubieran cerrado al cambio y se hubieran protegido de influencias extranjeras como el jazz, por ejemplo, el nacimiento y la popularización del bossa nova (una de sus músicas autóctonas más reconocidas en todo el mundo) durante la década de 1950 no hubiera sido posible. Contrario a lo que piensan los puristas y tradicionalistas, el jazz no mató a la música tradicional brasileña. Simplemente se unió a ella y como resultado la música brasileña y el mundo ganaron una nueva tradición.

Existen sociedades con identidades culturales definidas en las que se valora a las personas que producen innovación ya sea en las artes, ciencia o tecnología. Si buscas la descripción de los artistas destacados en esos lugares vas a notar que la innovación y la originalidad son las cualidades que más que se admiran en ellos. Allí a los héroes culturales se les llama pioneros, visionarios y hasta rebeldes. En cambio, hay otras sociedades en las que se ataca a cualquiera que se atreva a salirse de la norma. ¿Cómo vamos a formar líderes si seguimos atacando con burlas y críticas a las personas que intentan hacer algo nuevo? Si países como Brasil, Jamaica, Estados Unidos y tantos otros siguen generando nuevas tendencias musicales constantemente, ¿por qué insistimos en declarar que en la isla más musical del mundo eso no puede suceder? Aclaración: La no mención del r _ _ _ _ _ tón es intencional.

¿Por qué peleamos? ¿Por qué es tan amenazante la idea de que se creen nuevas tradiciones? Las nuevas tradiciones no vienen a sustituir las anteriores. Vienen a sumarse a ellas. Y mientras más sumamos, más ganamos TODOS. No debemos permitir que el miedo a olvidar nuestra historia o perder nuestra identidad nos impida seguir evolucionando. No vamos a dejar de ser quienes somos porque haya personas innovando. Como dijo W. Somerset Maugham: “Tradition is a guide and not a jailer.”

No te creas el cuento. La innovación y la tradición no tienen que ser enemigos. Mi experiencia ha sido que las versiones innovadoras de la música tradicional sirven para atraer a los jóvenes de vuelta hacia la tradición ya que despiertan su curiosidad. Mi experiencia ha sido que la innovación no destruye la tradición, al contrario, la fortalece.

La resistencia al cambio no siempre es la mejor manera de proteger una cultura. Yo opino como Benjamin Franklin: “When you’re finished changing, you’re finished.” Definitivamente es importante que se practique la tradición. Sin embargo, para que una cultura se mantenga viva tiene que existir también el espacio y la libertad para experimentar, alterar, transformar e innovar. En toda cultura realmente viva deben coexistir pacíficamente la tradición y la innovación.

Tenemos el deber de defender la tradición, pero también tenemos la obligación de promover y defender la expansión de nuestro espacio musical. Apoyar la cultura no es solo apoyar la tradición, es también apoyar las nuevas propuestas. Para quienes la música no es sólo una fuente de placer o entretenimiento, sino que simboliza una auténtica expresión de la identidad propia, es una responsabilidad apoyar tanto a los tradicionalistas, como a los innovadores.

La innovación y la tradición son dos rutas fundamentales. Cada una de ellas requiere un alto nivel de compromiso, dedicación y perseverancia. TODOS tenemos un trabajo importante que hacer, un llamado a seguir, una misión que cumplir. El arte es una faena tremendamente personal. Lo más importante es conocerse a uno mismo para poder ser quien uno es. Yo ya sé cuál es mi pasión. ¿Ya sabes cuál es la tuya?

Si tu pasión es la música tradicional te felicito, te agradezco y te apoyaré siempre. Lo digo, lo repito y lo vuelvo a repetir: ¡Yo amo la tradición! No obstante, mi misión es otra. La pasión que llevo en mi corazón me impulsa a mirar hacia el futuro. Si resulta que tu pasión es la misma que la mía te invito a amplificar el sonido de tu voz. Te invito a ser fiel a TU pasión y atreverte a contar TU historia. Vivir TU pasión vale la pena. Y por favor, renunciemos de una vez y por todas a la pelea absurda.

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