“Time is the most valuable coin in your life. You and you alone will determine how that coin will be spent. Be careful that you do not let other people spend it for you.” ~ Carl Sandburg
Como casi siempre, la contestación tiene que ver con conocerte a ti mismo. Para saber cuándo practicar tienes que observar cómo sube o baja tu nivel de energía durante el día. Sólo así podrás definir la hora en la que estás en el mejor estado para practicar:
- Lleno de energía
- Concentrado
- Alerta
- Ágil
- Enfocado
- Eficiente
- Productivo
- Motivado
- Inspirado
- Creativo
Hay tres tipos de artistas:
- Los mañaneros
- Los tardecinos (me encanta inventar palabras jejeje)
- Los nocturnos
Dicen por ahí que los músicos somos seres nocturnos, pero yo descubrí hace tiempo que soy mañanera. La mañana es sin duda mi mejor momento para crear. Las melodías, ideas y palabras llegan sin esfuerzo. Me fascina la sensación de frescura que tienen los principios. A esa hora todo se siente nuevo y tengo la sensación de que todo es posible. Me gusta también el silencio (el mejor pentagrama). Por la mañana no hay interrupciones, llamadas, visitas ni cosas que hacer. Y me encanta el hecho de que todavía no he tenido ningún mal rato.
Suelo levantarme tempranito llena de energía y sin necesidad de poner la alarma. De todas maneras, si intentara quedarme en la cama más tiempo Frida y Kahlo (mis perros) se encargarían de no permitirlo. Cuando tengo proyectos importantes soy capaz de levantarme a las 4 am. Es un sacrificio temporero por una gran causa. De todos modos, no hay cansancio que un rico café tardecino no pueda remediar. Por supuesto que si sé que voy a madrugar procuro acostarme más temprano.
El punto es que desde que supe que era mañanera me aseguro de reservar ese tiempo para mis actividades creativas. No doy clases, hago ejercicios, reviso mensajes ni visito los medios sociales a esa hora. Sé que si lo hiciera estaría perdiendo un tiempo muy valioso. Además, para esas actividades uso otro tipo de energía, así que las puedo hacer a cualquier otra hora.
De manera que, si quieres saber cuándo practicar lo primero que tienes que hacer es averiguar qué tipo de persona eres y lo segundo, hacer todo lo posible para reservar ese tiempo. Si tus circunstancias no te lo permiten entonces haz lo mejor que puedas con el tiempo que tengas disponible. Una vez definas a qué hora vas a practicar lo preferible es que lo hagas siempre a la misma hora. La consistencia y estabilidad tendrán un efecto positivo sobre la práctica. Te ayudan a entrar en ritmo. Créeme que hasta tus musas se acostumbrarán a acudir a la cita con puntualidad.
Otra cosa que he notado es que no odio los lunes. Pensándolo bien, ya son dos cosas que me hacen un poco diferente (jajaja). Como dije antes, me encantan los principios. Los lunes tengo mucha más energía que al final de la semana. Por eso tampoco doy clases los lunes. Hago esto porque entiendo que mantenerme artísticamente activa y productiva es parte de mi responsabilidad como educadora. No creo que mis palabras tendrían el mismo impacto sobre mis estudiantes si yo no estuviera viviendo y haciendo las cosas de las cuales les hablo.
Ahora bien, quiero aclarar que de las cualidades que mencioné antes la motivación no es imprescindible. Aunque hay ocasiones en las genuinamente que necesitamos un descanso, a veces hay que practicar sin ella. Quizás la falta de motivación tiene que ver con el material que estás practicando o la manera en que lo practicas (de eso hablaremos en otra ocasión).
Asegúrate de mantenerte vigilante ante los virus de la vagancia, distracción y aburrimiento. Si piensas hacer las cosas solo cuando estés motivado desde ahora te digo que va a hacer muy difícil que cumplas tus metas. El orden natural de las cosas es acción PRIMERO y motivación DESPUÉS.
Por otro lado, si eres de los que cree que si no tuvieras que trabajar o coger clases practicarías más debes saber que usualmente pasa lo contrario. Los que más responsabilidades tienen suelen ser los que más aprovechan el tiempo y los que menos son los que más suelen desperdiciarlo. ¿Te identificas con esta historia?
Abres los ojos a la hora de siempre. Miras el reloj. Te dices a ti mismo “hoy sí que voy a practicar un montón”. Estás a punto de levantarte cuando de repente recuerdas que es día de fiesta. Das media vuelta y sigues durmiendo “un ratito más”. Cuando finalmente te levantas lo primero que piensas es: “hoy sí que voy a practicar un montón”. Revisas tus mensajes y visitas Facebook para estar seguro que no te has perdido de algo importante. Mientras desayunas, te da con leer las noticias, pero no solo los titulares como acostumbras hacer. Ese día te da con leer la noticia completa. Por alguna razón encuentras súper interesante el hecho de que la tenista Sarapova perdió dos patrocinadores y quieres conocer todos los detalles. Antes de levantarte de la mesa vuelves a revisar tus mensajes “por si acaso”. Seguidamente decides hacerte un segundo café. ¿Por qué no? Es día de fiesta. Juegas tu juego favorito mientras tomas tu segundo café. Te prometes que es solo para pasar un nivel. Terminas pasando al menos 7 niveles. Camino a buscar las partituras, observas que la montaña de ropa sucia está bastante alta y decides echar una tanda a lavar. Ya estás acomodándote en el piano cuando se acerca tu perro buscando atención. Como no quieres que se sienta mal te pones a jugar “un ratito” con él. En eso te entra la llamada de un amigo preguntándote qué haces. Le cuentas que sacaste el día para “practicar un montón”. Te dice que va con un grupo para la playa y te pregunta si quieres ir. Le dices que no puedes porque vas a practicar. Cuelgas. Miras el reloj y te das cuenta que ya es hora de almorzar. Antes de ponerte a cocinar lógicamente decides fregar los trastes sucios. Bueno… (ya tienes una idea) Finalmente, el día termina con cero minutos de práctica y la promesa de que “mañana sí voy a practicar un montón”.
Lo de “no tener tiempo” típicamente es un asunto de prioridades. Una manera sencilla de tener más tiempo es levantarte más temprano o acostarte más tarde. Si te fueras de viaje y tu vuelo saliera a las 5 am seguramente te levantarías a tiempo. Y si estuvieras de fiesta con tus amigos seguramente te acostarías más tarde de lo acostumbrado. Pero cuando se trata de practicar, el sueño es más fuerte que tú. Hmmm…
El mundo está lleno de personas capaces de superar todo tipo de obstáculos. Hay quienes pintan cuadros sin tener brazos, tocan piano con solo dos dedos o corren carreras sin piernas. La próxima vez que consideres recurrir a la excusa de que “no tienes tiempo” quizá te conviene leer sobre estas historias.
¿Cuándo practicar? La respuesta es diferente para cada persona. ¿Eres de los que se pueden amanecer toda la noche practicando, estudiando o componiendo? ¿Eres un artista tardecino o serás mañanero como yo?
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